I never did anything out of the blue
TDS: Es importante señalar que la muestra en la galería es como un fragmento de la obra de Mariana, un fragmento actual. En realidad, siempre que uno esté presente frente a una obra de Mariana, lo que va a estar viendo es un fragmento, porque la producción de Sissia es un permanente continuum. Cada obra es como un episodio, o el raconto de algunos episodios de una larga historia y donde la sucesión de esos episodios puede ser intercambiable o alternativo. Su obra está siempre inacabada, siempre en movimiento y siempre continua. A partir de dibujos de un determinado formato, se expande luego a formatos cada vez mayores y es capaz de realizar obras de muchos metros de extensión, en un trabajo de largo aliento y duración.
YKW: Benway relaciona la obra de Mariana con el action painting de los pintores del expresionismo abstracto, lo cual es muy cierto porque si uno la ve a Mariana en su mesa de trabajo, donde hay unos papeles de gran formato, rollos incluso de diez metros que no alcanza a desplegar en su totalidad, ella comienza por atacar diversos frentes, sin esquema previo. La imagen resultante es el registro de esa acción, es casi esa fisicalidad sobre el papel. Si bien con una actitud menos vigorosa y mas meditativa que los pintores del action painting americano.
TDS: Sí. Son diferentes estrategias. Si bien hay siempre una actitud perfomática en el dibujo o la pintura, actitud que se traduce en los distintos grados de gestualidad que tiene una obra , y este quantum artesanal se vincula con el estilo de un pintor, en Mariana particularmente, su estilo tiene que ver con poner el cuerpo, volcarse sobre la mesa de trabajo y continuar el dibujo que la desborda a ella misma, incluso físicamente; como sumida en una música y rodeada por su dibujo, como si el dibujo fuera ambiental. En consecuencia, en algunas obras, Mariana simula estar representando ‘algo’, pero más representa su propio accionar. Lo que representa no es tanto un motivo, sino su acto de presencia en sus obras, y ese estar presente se da de diversas modos, con distintos tiempos, con distintos temperamentos, distintas modulaciones. Sus obras son casi como una larga autobiografía críptica, porque desde luego es imposible traducir lo que dirían de sí misma esas obras.
Muchas veces los artistas parten de un boceto o estudio previo, que luego realizan y esto permite crear cierta distancia con la obra y cierta posibilidad de reflexión previa. Cuando mariana dice "no tengo objetivo, parto del frotagge" se refiere a esa manera de entregarse a la actividad del dibujo, donde el ritmo, las definiciones y los contenidos que van surgiendo responden a un fuerte azar. La obra De Sissia es un juego permanente entre control y descontrol, algo como un descontrol controlado. La clave de la obra está en trabajar impensadamente, espontáneamente, donde la intensidad del dibujo puede depender mucho de los momentos diarios.
YKW: Esa forma de trabajar, como volcada sobre la obra, a diferencia de estar frente a un lienzo le permite también lograr una multivocidad de perspectivas...
TDS: Rosalind Krauss tiene un texto muy lindo donde señalaba cómo cambia la visión del artista que no trabaja parado frente a la obra sino volcado sobre la pintura, en cuatro patas, como Jackson Pollock por ejemplo, porque el horizonte de la mirada es por completo diferente. Y eso se ve en la obra de Mariana, en sus dibujos hay visiones que parecen estar tomadas desde una determinada perspectiva y de pronto, en ese mismo dibujo, aparece algo así como una vista aérea. Y luego es como si ella misma estuviese metida adentro del dibujo, como si éste la estuviera rodeando por completo, cual un panóptico inverso, y ella fuese una figura partícipe fundida en esta escena.
YKW: Creo que también este estar fundida que mencionas y que se percibe en sus aquellos fragmentos que parecen estar dibujados desde un centro aleatorio, también refleja la actitud contemplativa con la cual ella encara toda su actividad. Mariana menciona que para dibujar es necesario llegar a cierto estado. ‘Cuando mi respiración se aquieta y mi mente queda en blanco, el dibujo toma forma y se expande como una sustancia orgánica’. O sea por un lado este registro de los estados de ánimo y sus fluctuaciones. Pero por otro lado hay también, un dejar de lado ese yo, una escucha, donde lo que aparece se va formando a partir de un diálogo y donde el mismo dibujo demanda o se construye a través de Mariana. Es importante distinguirlo de la mera descarga.
TDS: Ciertamente se da un juego paradojal donde vos haces la obra pero en el proceso, la obra te va dictando un cierto comportamiento. En un punto, la obra también te hace a vos. Hay una entrega, al punto en que uno se vuelve sujeto pasivo del dominante, que es la obra. Por momentos uno es autor y por momentos, es la obra quien te dirige. En Mariana hay una posición de no subjetividad bastante extrema en el campo del desarrollo de una obra. Quiero decir, no hay una intención subjetiva mas allá de plantearse lineamientos elementales, como utilizar el lápiz y el papel. Luego ella se entrega a la evolución del dibujo con su propio ritmo y desarrollo, y en ese devenir surgen las imágenes. Se van armando sus paisajes. Aunque preferiría no hablar de paisajes porque la noción de paisaje me resulta estrecha, equívoca. El paisaje es algo referido muy puntualmente a determinada figura de la pintura, como hacer un recorte de una determinada escena, y observar algo que tiene un principio y fin. Y precisamente, lo que nos atrae mucho de la experiencia de Mariana, es esa ausencia de un principio y un fin, mas allá de los formatos y dimensiones específicas.
Incluso, lo mismo puede decirse de su trayectoria en general. Los cambios que naturalmente ocurren en todo desarrollo de la obra de un artista, no se dan en Mariana por una proposición subjetiva, sino por su constancia y perseverancia en una misma línea de trabajo, que la lleva a indagar y explorar cada vez más en un mismo camino con la confianza y certeza de que aquello es inagotable; un camino que le permite descubrir universos par los cuales no necesita otra actitud que esa entrega a requerimientos básicos y unas herramientas mínimas. Mariana reproduce algo atávico y central del arte, que es eso de tomar un utensilio y abrir un universo inagotable.
YKW: Me parece apropiado esto que mencionas sobre la noción de paisaje, y el continuum de la ora de Mariana. Pareciera que a medida que ella avanza en su actividad, la obra se va volviendo cada vez más un fluir de la conciencia, y que por eso tampoco puede haber un principio o fin en este magma del devenir. Como si ya no se representara nada más que cierta duración, o cierto modo de existir. Las rocas, las montañas van cediendo sus límites, se vuelven porosas, hasta ser meras inscripciones en rollos que se cuelgan del techo y que requieren una lectura vertical, muy diferente a la horizontalidad con que acostumbramos a mirar un paisaje.
TDS: Si, yo diría que cada vez dibuja más momentos que figuras, instancias temporales de estar en ese momento y de esa manera. Lo que va predominando es una imagen más austera y menos representativa, las obras se vuelven más un registro de texturas, una vista aérea cada vez más distante donde ya no se ve la montaña si no su textura. Por momentos son una acumulación de restos y de repente, son como pequeñas excavaciones en un terreno absolutamente árido, donde ya no tiene valor hacer ninguna representación puntual. Por eso se excede y cada vez se vuelve más inapropiado hablar de paisajes. Porque lo que ha venido haciendo, es ir demoliendo todo resto reconocible de representación y lo predominante es el vínculo fuerte con la materia y la representación de la experiencia real de representar. Como una experiencia desnuda del dibujar mismo, cada vez más cruda, más directa y sin rotura, diría. Cada vez se refuerza la idea del continuum, donde ya casi no queda tiempo para el detalle.
YKW: Si, va surgiendo una imagen más depurada y extraña. Creo que esta idea de lo foráneo es una constante en Mariana, presente en sus obras anteriores de piletas de lonas, skateparks, toboganes que me remiten a la noción antirómantica de Robert Smithson de ‘ruinas en reverso’. Me refiero a esos parajes de restos industriales que quedaron a medio hacer, como promesas inconclusas y que despiertan tanta extrañeza. En las obras posteriores, las imágenes parecen registros de algún territorio lejano tomados por un telescopio extraviado. Son como fósiles de una civilización extinguida e la cual somos su único testigo, y hay una exigencia natural o una llamada a reinterpretarlos y devolverles un sentido.
TDS: Son ámbitos deshabitados y hay una proposición a habitarlos nuevamente, pero para ello se necesita como una iniciación, como si para instalarse en ese universo, que no es asequible a tu condición, fuera necesario un proceso de transmutación. No son lugares que te alojen a simple vista. Para habitar esos parajes necesitas una complicidad por la vía de la austeridad.
YKW: Es verdad. Despiertan como una exigencia a realizar un proceso de ascetización personal, casi como un baño bautismal. Quizás sea por la rigurosidad, la constancia y la disciplina con la que ella realiza su actividad que sus obras tienen cierta aura de religiosidad, un clima de claustro, de rito...
TDS: Un silencio también. Es curioso como siempre está presente este juego con el silencio, es lo primero que te convoca. Invita a una actitud de meditación y contemplación, y hace pie en una tradición del arte de no de mirar las cosas de soslayo y al pasar, que es una forma muy empobrecida de conexión o comportamiento frente una obra de arte. La obra de Mariana reclama por su propia naturaleza y su propia extensión un vínculo personal, y que es convertir tu relación con la obra en una experiencia. Y el vehículo de esa relación con la contemplación es ese silencio que provoca la obra.
Se trata de una disciplina que elude la espectacularidad como condición para el desarrollo de la obra. La espectacularidad tiene que ver con algo de la góndola de supermercado, a ver que producto tiene más brillo, más color, apela a un espíritu consumista. Mientras que Mariana, con las herramientas mínimas, o sea u lápiz, un papel y una goma -que no se si usa mucho-, se propone una obra de grandes dimensiones. Esa relación entre lo mínimo y lo grandioso establece como un marco para el desarrollo de la obra que es lo propio y sobresaliente. Es sorprendente que se imponga esa magnitud de obra con las herramientas que se propone hacerlo, y lo hace con mucha naturalidad. Lo que demuestra una gran confianza en la pasión que la anima, y ademas el poderoso placer, que la vincula al desarrollo constante de una actividad que da resultados tan hermosos.